¿Hacia dónde voy?

Elegir con la cabeza o dejar que me guíe el corazón…

Hace unos días una amiga me decía que qué suerte tienen los que saben hacia dónde dirigirse, que tienen una vocación. Mencionaba que se encontraba como «Alicia, en aquel cruce de caminos donde se encuentra con el gato», y no sabe que camino elegir.

Parece que está de moda saber hacia dónde ir, y por supuesto nos hemos marcados el listón muy alto de que «si es lo que quieres, te hará vibrar de felicidad» como si de causa- consecuencia se tratara.

Vamos a abrir un poco las estructuras…

Tener una vocación es fantástico, y poder hacer de esa vocación tu profesión mucho mejor aún. Su corazón ya a elegido por ellos. Pero, disfrutar del día a día en el trabajo tiene que ver más con la actitud que mantienes en cada etapa, tendrá que ver también con las circunstanciase externas e internas que se presenten en cada etapa y muchos otros factores.

Por lo tanto, si puedes hacer de tu vocación tu profesión genial!, y recuerda que la felicidad en el trabajo está relacionada con muchos otros factores.

Luego está ese grupo de personas, que en principio no vibran con nada en especial. ¿Entonces, tienen un problema?

¡En absoluto! La ventaja de estas personas es que tienen una amplitud de campos donde podrían desarrollarse muy grande, elegir por tendencias, por beneficios, etc. Sólo un necio podría afirmar que aquí no hay ventajas.

Pueden elegir con la cabeza, y a través de las experiencias verificar que les atrae más, su corazón les irá diciendo después de que elijan y experimenten. Y, si cuentan con la actitud adecuada y el área elegida les permite seguir alimentando sus motivaciones, disfrutarán de su trabajo y podrán aportar mucho de su potencial.

Así que, querida amiga ya sabes… Si no tienes una inclinación clara por algo: «eso tiene muchas ventajas», atrévete a explorarlas y experimentar!

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