Lo que se aprende en la madurez no son cosas sencillas, como adquirir habilidades e información.
Se aprende a no incurrir en conductas autodestructivas, a no dilapidar energía por causas de ansiedad. Se descubre cómo dominar las tensiones, y que el resentimiento y la autocompasión se encuentran entre las drogas más tóxicas.
Se aprende que el mundo adora el talento, pero recompensa el carácter. Se comprende que la mayoría de la gente no está a favor ni en contra nuestro, sino que está absorta en si misma.
Se aprende, en fin, que por grande que sea nuestro empreño en agradar a los demás siempre habrá apersonas que no nos quieran.
Esto es una dura lección al principio… pero al final resulta tranquilizadora.
(John Gardner, Palabras que curan 112)