Termino una jornada formativo en la empresa de una gran amiga, entramos a su despacho a valorar la misma y las posibles acciones futuras.
No paraba de repetir «si, lo se. estamos haciendo las cosas mal, pero es que….». Yo permanecía callada, observando y escuchando su visión de las cosas mientras tomaba nota.
Al cabo de veinte minutos, se detuvo. Me miró fijamente y me dijo: ¡No paro de dar excusas! ¿Así no habrá cambio posible verdad?.Seguí callada, siguiendo su propio proceso, cuando vi que tomó una libreta y un boli y comenzó a escribir las próximas acciones que realizaría con su equipo, antes de vernos en la próxima jornada de formación.
A partir de ese momento, todo comenzó a fluir con normalidad, intercambiamos ideas, nos adelantamos posibles obstáculos y diseñamos una estrategia para llevar a cabo esas acciones de forma eficiente.
La culpa, nos mantiene en una actitud infantil, a primera vista podría parecer que «darse cuenta» y verbalizar es un acto de responsabilidad, pero no siempre es sí. No era este el caso, ella estaba usando la «culpa descarga» para no asumir nuevas acciones, el quedarme callada y hacerle de espejo, le permitió descargar todas esas objeciones, para luego pasar a lo realmente importante, ¿Qué vamos a hacer a partir de ahora?
- Tomar conciencia es mucho más que darse cuenta, requiere una percepción más amplia, una visión del tema comprometida con el cambio. Y aunque a veces, genere malestar o culpa, estas sensaciones sirven como motor para dar el siguiente paso, el de la acción.
- Darse cuenta, sin más, nos mantiene en el continuo análisis de la situación, y muchas veces, nos quedamos en ese paso durante años sin mover un dedo hacia nuevas «formas de hacer». Así, aumenta la culpa, la frustración y el clima laboral se vuelve tóxico y destructivo.
Generar cambios significativos requiere coraje, para atravesar esta etapa y no quedarnos en ella. Compromiso para iniciar acciones que nos ayuden a avanzar hacia otros estadios. Objetividad para medir esos avances, y tomar nuevas medidas si es necesario.
Por desgracia, muchas empresas, después de un programa formativo, no logran pasar del primer paso, lo cuál les genera más culpa y frustración.
Es necesario tomar la iniciativa, empezar a hacer cambios dentro, por muy pequeños que sean. De esa forma, estarás eligiendo una nueva forma de liderar, desde la responsabilidad.