Observar y ponerle nombre a nuestras creencias es un paso imprescindible para aquellas personas que inician el viaje de su propio desarrollo personal.
Si desde tu infancia has escuchado que «debes portarte bien», «que nunca haces nada bien», «que no vales para nada», «que hay que ser (…) para que la gente te acepte» etc etc etc. Es hora de abordar estos temas.
Identificar tus creencias, buscar la evidencia actual y ponerla en el sitio que le corresponda: es una realidad en mi vida, es una creencia adquirida que me limita, es una creencia adquirida que me potencia? Según como la definas y donde la sitúes tendrá diferentes repercusiones en tu presente o futuro. Es importante destacar, que toda creencia limitante es parte de «nuestro pasado», se adquirió en el pasado.
Ahora bien, si ya la has detectado y aún sigues erre que erre, esto huele mal, te pongo algunos ejemplos:
- Es que yo siempre me bloqueo al iniciar algo, es por mi creencia limitante de «que no valgo lo suficiente».
- No tengo relaciones satisfactorias, porque desde niño me dijeron que no valía lo suficiente.
- Si mis padres me hubieran animado a esforzarme más, ahora sería más constante.
- Como mi madre me dijo que nunca confíe en un hombre, ahora no puedo ser feliz en pareja.
¿Te estás escuchando?
¿Has intelectualizado tu creencia, y te sirve como escudo?
El trabajo propio con la creencia termina cuando logramos definirla y situarla, una vez superado esta etapa puedes situarte en el «presente» mirar tu realidad actual y reemplazarla por otra más auténtica, que sepas que es real.
Sugiero a mis clientes, enfocarse en frases «neutras». La lucha entre un exceso de positivismo (nueva creencia) y negatividad (antigua creencia) estaría servida para nuestra mente dual. Pero el cerebro acepta muy bien frases neutras. Por ejemplo: «Sigo avanzando paso a paso en lo que he iniciado», «aprendo cada día a conocerme en la relación conmigo misma y los demás», «construyo cada día hábitos que me permiten ser más eficiente». De esta forma estarás dando nueva información a tu sistema de creencias, y le permitirás centrarse en nuevas formas más actualizadas de ver la realidad.
No son tus creencias lo que no te permite ser feliz, es la continua actualización de ellas, lo que te distrae del presente y su disfrute.
¿Porqué nos cuesta tanto liberarnos de ellas?
Porque requiere una dosis muy alta de determinación y responsabilidad. Responsabilidad para asumir que «son nuestra», y por lo tanto somos los responsables de qué hacemos con ellas. También para observar y elegir nuevas formas de percibir nuestra realidad, es algo que está al alcance de la mano de todas las personas, pero sólo pocas hacen uso de esa libertad.
- Elige cada día aferrarte a nuevas creencias, que sean parte de tu vida actual.
- Mantén conversaciones con tu niño interior y cuéntale tus nuevas creencias, esta es una de las formas más efectivas de renovar tu visión de tu vida.
- Sé el protagonista de la película de tu vida, siempre has elegido tus creencias sólo que no lo sabías. Hazlo ahora de forma consciente.
Conclusión
El trabajo con una creencia es imprescindible hasta que la identificamos y definimos. Una vez logrado este paso, es muy enriquecedor abandonar el drama y comenzar un proceso para trascenderla, agradecerle su utilidad y dejarla descansar. Dejando paso a nuevas formas elegidas de vivir tu propia vida!
Feliz lunes y espero que este artículo sea útil, en tu trabajo con las creencias!