-¿Porqué tener metas?- Preguntó el alumno.
-Parece que si no consigues o objetivos, no eres nadie en la vida, «no estás en la moda» y sinceramente, no estoy de acuerdo maestro. Conozco gente que vive tranquila toda su vida, sin proponerse tantas metas.
A lo que el maestro, con una suave sonrisa respondió:
-La meta es sólo la excusa, la ocasión para que logres unir tus tres centros (emocional, mental e instintivo) para llegar a ella. Es en el equilibrio de estos tres centros, donde, como si de un acertijo se tratara, la persona encuentra su conexión con el alma. Desde allí puede fluir, ser la mejor versión de sí mismo, y sentirse conectado con algo más grande.
¡Benditas metas! Que nos dan vértigo, nos ponen a prueba y nos sacan de la zona de confort. Benditas metas que nos abren a pensar en otros, y mirar las cosas desde otras perspectivas. porque como te decía, no son más que la excusa para conectar con tu propósito de la vida, con la propia esencia y la esencia universal. Merece la pena todo el camino recorrido hacia ellas, sólo por contemplar ese instante en que te sientes unido a todo y a la nada a la vez, un auténtico fluir donde parece detenerse el tiempo.
Puede durar sólo unos segundos, y sin duda esa conexión acaba dando sentido a tu existencia.
¡Benditas metas! porque a través de ellas descubres verdaderamente quién eres.