El autocontrol: Los líderes con autocontrol emocional encuentran formas de gestionar los sentimientos y los impulsos perturbadores que los asaltan, e incluso de canalizarlos para aprovecharlos.
La transparencia: los líderes transparentes son fieles a sus valores. La transparencia (franqueza auténtica ante los demás con respecto a lo que se siente, se cree y se hace) hace posible la integridad. Esos líderes reconocen sin problema sus faltas o sus errores y plantan cara a la conducta inmoral de los demás en vez de hacer la vista gorda.
La adaptabilidad: Los líderes con capacidad de adaptación pueden compaginar varias tareas sin perder ni concentración ni energía, y se sienten cómodos con las ambigüedades inevitables de la vida empresarial. Pueden demostrar flexibilidad al adaptarse a nuevos retos, agilidad al amoldarse a cambios inesperados y soltura al reaccionar ante datos o realidades imprevistos.
La capacidad de consecución: Los líderes con esta capacidad tienen valores morales bien definidos que los llevan a buscar siempre mejores resultados tato propios como en sus subordinados. Un rasgo de la capacidad de consecución es aprender de forma continuada y enseñar a los demás a mejorar.
La iniciativa: Los líderes que se consideran eficientes, que creen que tienen lo que hace falta para llevar las riendas de su destino, presentan excelentes niveles de iniciativa. Aprovechan las oportunidades o sencillamente las crean, en lugar de sentarse a esperar que aparezcan.
(Liderazgo 144, 145, Daniel Goleman)